El relato de la ocasión en la que Pillsbury se dio revancha contra Lasker en el torneo de Núremberg de 1896, seis meses después de la derrota en San Petersburgo
El sutil Petrosián (1-5)
Blancas: A. Kalantar. Negras: T. Petrosián.
Defensa India Antigua (A53). Campeonato de Armenia (2ª ronda). Yereván, 1946.
Dispóngase el lector al sorprendente y largo disfrute de un virtuoso del ajedrez muy peculiar. Tigrán Vartánovich Petrosián (1929-1984) es para muchos aficionados el campeón del mundo más aburrido. Y el armenio, nacido y criado en Tiflis (Georgia) merece parte de esa fama porque firmó muchos empates sin lucha (un cáncer del deporte mental nacido en esa época y casi curado hoy). Pero sería una injusticia muy grande no glosar y admirar su profunda y sutil comprensión de la estrategia. Empezamos la serie de sus maravillas con un delicioso aperitivo, de cuando tenía 17 años: (VER VISOR PARA SEGUIR LA PARTIDA)
Blancas: A. Kótov (URSS). Negras: T. Petrosián (URSS).
Sistema Londres (A48). Duelo de entrenamiento. Vorónovo (URSS), 1952.
Conviene mucho fijarse en un detalle: el primer entrenador de Tigrán Petrosián fue el georgiano Arjil Ebralidze, ferviente admirador de Capablanca y Nímzovich. Así nació su estilo refinado, con sus piezas siempre bien dispuestas para lo que pudiera pasar. Muchas de sus partidas incluyen jugadas muy extrañas a primera vista, que sólo se entienden como profilaxis muy anticipada de los posibles planes de su rival. Por eso su juego de define con frecuencia como "pasivo", cuando en realidad estaba lleno de dinamismo interno y armonía, como había ocurrido antes con otro campeón del mundo Vasili Smyslov, ampliamente glosado en esta columna el pasado verano. Esa aparente pasividad explotaba como un volcán cuando la posición lo requería. Antes de empezar con los platos fuertes, un segundo aperitivo procedente de un duelo de entrenamiento con el insigne entrenador Alexánder Kótov: (VER VISOR PARA SEGUIR LA PARTIDA)
Blancas: T. Petrosián. Negras: V. Smyslov.
Gambito de Dama Aceptado (D15). Campeonato de la URSS. Moscú, 1951.
En los quince siglos de historia del ajedrez hay muy pocos genios con una visión tan profunda como la de Petrosián. Captaba el meollo de la posición con una exactitud prodigiosa.
Tigrán Petrosián prefería defenderse, pero también era un virtuoso del ataque, como en este gran combate de titanes: (VER VISOR PARA SEGUIR LA PARTIDA)
Blancas: B. Sliwa (Polonia). Negras: T. Petrosián (URSS).
Defensa Indo-Benoni (E70). Interzonal de Gotemburgo (19ª ronda), 16-9-1955.
La belleza en ajedrez no siempre está asociada a jugadas violentas y sacrificios. A veces consiste en una serie de movimientos encadenados con gran elegancia y armonía. Esta partida apenas tiene jugadas espectaculares, pero es una joya por su enorme coherencia. Los esquemas de la Defensa Indo-Benoni son hoy muy conocidos, pero no hace 60 años. Como siempre, Petrosián dota a sus piezas de gran armonía, va tejiendo su victoria con deliciosa precisión y remata con elegancia. Una referencia muy útil para el jugador de club, y un deleite para el aficionado: (VER VISOR PARA SEGUIR LA PARTIDA)
Blancas: T. Petrosián. Negras: M. Taimánov.
Defensa Semieslava (D46). Campeonato de la URSS (12ª ronda). Moscú, 1-3-1955.
El manejo virtuoso de las torres fuera de las columnas abiertas, por delante de las cadenas de peones, en horizontal o vertical, era uno de los signos geniales de Petrosián. A los 25 años, Petrosián (quien había aprendido a jugar a los 8) ya estaba entre los mejores del mundo. Se había mudado a Moscú y su carácter se había endurecido por los avatares de una vida muy difícil. Huérfano durante la II Guerra Mundial, tuvo que trabajar de barrendero en Tiflis para comer, lo que calificó de "terrible, sobre todo en invierno". En esa época comenzaron también sus problemas de audición, que derivaron en una profunda sordera. Pero su juego era excelso: (VER VISOR PARA SEGUIR LA PARTIDA)
El ajedrez sin tablero
HUMOR EN VERDE :
Una pareja de amantes esta abrazada enfrente de un cálido fuego en un dia muy frio y con lluvia. Ella dice :
- Querido, pronto será mi cumpleaños. ¿Me puedes regalar un móvil?
- ¿Un móvil? ¿Y el otro?
- El otro me regalará una tablet.
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