En voz alta me pregunté cuantas hectáreas de tierra de labranza había ocupado el gobierno y cuántos cementerios había destruido y obligado a trasladar. Mi hermana respondió :
- Muchos.
Antiguamente, las personas protegían los cementerios de sus antepasados a toda costa porque significaban un tenue vínculo con el pasado que conectaba a los descendientes con sus raíces. Padre decía que la peor ofensa que alguien podía pronunciar a otra persona era : "Voy a desenterrar la tumba de tus antepasados y no tendrás donde ir cuando te mueras". En la actualidad todo es transitorio y efímero.
En la cambiante China de hoy, tanto los vivos como los muertos deben dejar espacio para el progreso. Las aldeas y las ciudades que consideramos nuestros hogares de antaño se están transformando y apenas se las reconoce, mientras las excavadoras pasan por encima de nuestros cementerios ancestrales. Las personas ya no se sienten vinculadas a su ciudad natal y, buscando mejores oportunidades laborales, emigran a las grandes ciudades o a otras partes del mundo.
Lo que más deseaba Abuela era terminar su vida transitoria y regresar a su ciudad ancestral para quedarse allí para siempre. A mí, sin embargo, viajar donde jamás pensé que podría hacerlo me ha traído un sentimiento diferente de plenitud. Cada vez que regreso de un largo viaje y veo desde el avión los familiares edificios de Chicago, susurro para mis adentros :
.- Por fin estoy en casa.
Extraído de :
El pequeño guardia rojo - Wenguang Huang
HUMOR EN VERDE :
Hay políticos que son como los violinistas :
Se apoyan en la izquierda pero tocan con la derecha.
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